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Piscinas
Piscinas Hace años, muchos ya, que tuve la suerte de tener una piscina particular, no muy íntima por cierto, pero si lo suficiente para tener algún que otro escarceo tierno de juventud. Ahí aprendí que no es tan fácil como nos lo quieren hacer aparentar. También por la inexperiencia propia de la edad, pero bueno, recuerdos ya lejanos y bonitos. Por motivos que no vienen a cuento, de una piscina particular pasé a una comunitaria. Aunque perdí intimidad, gané en otras cosas. Algo que ahora no cambiaría, aunque me costó adaptarme. Y la verdad, bueno, desde hace tiempo que no lo sé exactamente, es que me encantaba ir con mi pareja a la piscina, previo paso por la playa. Y, a lo que no me acostumbraba era a verla en<b> bikini. </font></b>Esta prenda me parece que, bien llevada, es lo más sexy que existe. Pero ya os podéis imaginar, en una piscina llena de niños, adultos y no tan adultos, a vista de decenas de terrazas de apartamentos. Aun así recuerdo que ella estaba preciosa y yo no podía evitar ser un primitivo. No hubo nada que hacer. Solamente un silencio nos rodeaba ante el jolgorio de tanta gente. Solamente podía susurrarle al oído lo hermosa que estaba y solamente y, por un fugaz momento, pudo comprobar lo que me provocaba. Salió de la piscina y, como os podréis imaginar yo aún tuve que esperar un momento para hacerlo. Respirar, bucear, nadar. Al volver a surgir de entre el agua clorada pude ver como ya recogió los bártulos señal de que nuestro día playero había acabado. Una toalla cubrió su cuerpo. Los 50 metros hacía el portal transcurrieron en completo silencio. Subir en un ascensor con espejo y una agarradera estratégicamente colocada hizo renacer en mi un instante de lujuría cortado con la misma rapidez por ella. Abrir la puerta y la brisa marítima recorrer nuestros cuerpos. Cerrar la puerta al instante que dejaba caer la toalla y con ella el top. Llevarme, ahora sí, a una clara habitación con vistas que, desaparecieron como el resto de su<b> bikini. </font></b>Ver, sin ningún tipo de duda, que no solo su cabello estaba mojado. Y el resto os lo dejo a vosotras/os. Sucedió un julio de no sé qué año. Recuerdos bonitos, y no solamente en el aspecto sexual. Pero no os quiero aburrir con hojas y hojas de paseos por la playa, cenas mirando al mar, sonrisas imperfectas de una relación que nunca pudo llegar a más. |
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9/9/2018 8:37 am |
Estas alegrias vividas siempre son gratas y dan cosquillas cuando vuelves a acordarte de esas alegrias ummm . gracias por hacerme recordar de siestas refrescantes dentro de la piscina... Un besazo hermosísima y gracias por tu comentario
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Estas alegrias vividas siempre son gratas y dan cosquillas cuando vuelves a acordarte de esas alegrias ummm . gracias por hacerme recordar de siestas refrescantes dentro de la piscina...
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Excelente historia
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9/8/2018 4:21 am |
Máxima: no es para nada melancolía ni tristeza. Al contrario, son alegrías vividas que apetecen contarlas. Quizás un día pueda revivirlas con alguien más.
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