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Ricos encuentros
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Ricos encuentros Esta es la historia de la segunda vez que salí con una chica con la que tuve un sexo maravilloso durante unos 3 o 4 años. De la primera vez no le cuento porque creo que las primeras veces en general no tan buenas; no se conocen bien y todavía no rompen el hielo. La segunda siempre es mucho mejor. Le llamaremos Andrea. A Andrea la conocí por el trabajo. Desde un inicio me percaté que le gusté y ella no era fea. Nunca fuimos novios pero salimos infinidad de veces. Es segunda vez fuimos a comer a un delicioso lugar por el sur de la Ciudad de México. Llegó con un vestido negro y medias negras. Se veía espectacular. Durante la comida, nos sobamos por debajo de la mesa y en un momento, subió un poco su falda, lo suficiente como para que yo viera que traía un liguero debajo de ese vestido. Eso me puso a mil y al acabarnos la botella de vino, pagué la cuenta y volamos al<b> motel. </font></b>Lo primero que hizo fue quitarse ese vestido y quedarse sólo con el liguero y un collar de perlas blancas muy largo. Igual que en una película porno en donde la modelo va bien vestida para la ocasión. Me senté en un pequeño sillón en la esquina de la habitación, se hincó frente a mi con una mirada de lujuria, abrió el cierre de mi pantalón y lentamente pasó su lengua por la cabeza de mi pene. Una vez que lo mojó lo suficiente, lo introdujo todo lo que le cupo. No dejaba de verme mientras jugaba con su lengua por todo el tallo, por los huevos. Algunas veces se tocaba los pezones al mismo tiempo que seguía jugando con esa lengua, luego se tocaba la vagina por sobre sus calzones. Cuando ya no podíamos más, me acabó de desvestir, se recargó en un mueble, se hizo a un lado esa tanga y se la metí de un sólo golpe. Estaba húmeda, gemía, suspiraba, nuestra respiración se incrementaba y yo veía cómo disfrutaba en el reflejo del espejo. Súbitamente me salí de ella para hincarme por atrás, abrirle esas nalgas y chuparle la vagina en esa posición. Gimió más. Y después de unas lengüeteadas, se la volví a meter. Le agarraba las caderas, los pezones, le jalaba el pelo mientras nos movíamos. Ella me decía lo que sentía, como la penetraba, como sentía la cabeza que entraba y salía hasta que ya no pude más, le avisé y se dio media vuelta para arrodillarse y recibir mi leche, sacó la lengua y yo me vine en toda su cara, resbalaba un poco por sus pechos y hasta en el suelo. Fue maravilloso. Tuve muchas aventuras sexuales con esta chica las cuales se las contaré en otra ocasión.   |
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