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La Imaginación es libre ( 7 )  

Alex_Bi_53 59M
3 posts
9/20/2018 9:12 am

Last Read:
9/20/2018 4:20 pm

La Imaginación es libre ( 7 )

¿Y porqué me da tanto morbo la bisexualidad?. Reconozco que nunca he tenido dudas. Soy Hetero. Me gustan las mujeres mas que a un tonto un lapiz. También es verdad que no todas, que cada cual, hombres y mujeres, tiene su propio canon de belleza y que a veces solo es cuestión del número de copas... Hay mujeres que me dejan completamente frío y hay situaciones que...como decirlo... me despiertan ese hambriento sexual que llevo dentro, independientemente de quien lo provoque.

Lo mio empezó hace mucho, mucho tempo. Acababa de cumplir los veintiuno y entré de mozo en una ferretería, algo así como un chico para todo. El negocio lo regentaba un matrimonio que,por aquel entonces, a mi me parecía mayor y que, a vista de hoy, no lo eran tanto. Ella,creo recordar, acababa de cumplir los cuarenta y dos y él rondaba los cincuenta. Olga, la dueña, era una mujer maniática, mandona, machacona, a quien todo le parecía mal hecho. Ël, en cambio, Rodrigo, era de esos que callan por no ofender y siempre tenía un "por favor" y un "gracias" para todo y para todos. Se querían. Y mucho. Me consta.

Llevaba un par de meses, recado arriba, recado abajo y todo iba mas o menos bien. ella con sus broncas y él limando asperezas. En el fondo eran buena gente.
Un viernes, antes de cerrar, me comentaron que Rodrigo iba a hacer unos arreglos en la casa y si no me importaría ir a echarle una mano ese fin de semana. Bueno... Mucha gracia no me hizo, la verdad. ¿Pero quien le dice que no a la jefa?. Y ya me tienes, el sábado a primera hora, llamando al timbre del casoplón que tenían en las afueras. Ni idea de lo mucho y bien que se ganaban la vida. Una torre de dos plantas, con jardín en la entrada, garaje y piscina con césped en la parte de atrás. Pensé en pedir aumento de sueldo pero también entendí que quizás no era el mejor momento...

Los arreglos consistían en cambiar el cableado de las luces del jardín trasero, las que iluminaban la piscina. A saber lo que pasaría en esa piscina por las noches, pensé. Pero es que los veía tan mayores... y allí estábamos Rodrigo y yo, pasando cables, sustituyendo portalámparas y reajustando relés y fusibles varios. Sobre las once, Olga apareció impecable, como siempre, enfundada en un vestido ligero y claro en el que se transparentaba, sin mucho esfuerzo, el<b> bikini </font></b>morado que llevaba debajo. La verdad es que se le veía una silueta de lo mas... bueno...sin entrar en detalles. Que para su edad no parecía estar nada mal. Rodrigo, en pantalón corto y sudando el doble que yo, ordenó parar e ir a dar cuenta del tentempié que su mujer nos estaba acercando. La verdad es que poco tenía que ver la pareja que conocía en el ámbito laboral con la que habitaba aquella casa. Olga bromeó con su marido, le besó en los labios, me revolvió el pelo al pasar a mi lado, me agradeció con una sonrisa el estar ahí, echándoles una mano en sábado y se tiró de cabeza a la piscina tras quitarse, con total naturalidad, el vestido claro y ligero que la envolvía. Yo me quedé mirando su silueta en el aire, su<b> bikini </font></b>morado, sus hombros finos, su espalda recta, su culo redondo... Rodrigo me pellizcó en las costillas. Me puse rojo como un tomate y él, seguidamente, se descojonó de la risa...

Rodrigo bromeaba conmigo sobre chicas y mi juventud. Yo me escabullía como podía con respuestas lo mas livianas posible. Claro que había clientas que me echaban miraditas pero yo no se las devolvía... Bueno,si...pero no iba a reconocérselo. Donde comas de la olla... Claro que tenía algun rollete por ahi... pero tampoco era de su incumbéncia...

Para medio dia habíamos acabado. Olga se levantó de la tumbona donde su<b> bikini </font></b>morado tomaba el sol despreocupadamente y mandó a su marido a la ducha. A mi me invitó a tomar un baño en la piscina mientras preparaba la comida porque, naturalmente, me iba a quedar a comer... yo no iba preparado ni para lo uno ni para lo otro. ¿Qué iba a saber yo?. En la caseta del jardin tenía bañadores, toallas y lo que me hiciera falta. Tenía de todo, menos excusa.

La caseta del jardín era una especie de barraca de madera, muy cuidada, con sofás, cojines, cortinas de tul... Todo blanco ibicenco. Un dotado mueble-bar, mesa y sillas de mimbre, lámparas de luz discreta... A saber lo que se cocía en aquella caseta... Pero es que los seguía viendo tan mayores... Bueno... A ella puede que ya no tanto...

Me dí un buen baño, Rodrigo salió de la ducha y nos metimos entre pecho y espalda una parrillada de carne regada con vino de buena mesa. Reímos. Envidié su compenetración y sus arrumacos. Perdí la mirada en el canalillo del<b> bikini </font></b>morado y en los lazos que lo sujetaban a las caderas... Por dentro del bañador, mi hombría se desperezaba, insinuando curiosidad por ver también lo que los ojos miraban....

Rodrigo bostezó. Le tocaba su siesta sabática. Nos quedamos a solas Olga y yo...

¿Como contarlo?. Mientras volvía de dejar los platos sucios en el lavavajillas, me pilló con los ojos clavados en su culo. Ninguno dijimos ni una palabra. yo volví a ponerme rojo como un tomate y ella soltó una carcajada de lo mas divertida. Me miró. Abierta y descaradamente. Primero mi cara, roja vergüenza y luego mi entrepierna, a mitad de camino entre la erección y la lujuria. Andó hacia mi. Se detuvo justo delante, de pie, con su cintura justo enfrente de mis ojos, me revolvió el pelo de nuevo, con los dedos, pero suave...despacio...dejándolos correr por mi mejilla, mi cuello, mi hombro desnudo... Paseó su mano abierta sobre mi pecho, mi ombligo y ya por encima del bañador, la cerró entorno a mi miembro. Con la otra mano tiró de mi cabeza hacia atrás, con energía, agarrando una buena mata de pelo. Acercó sus labios a los míos... Sonrió... Me besó... Separando sus piernas, se sentó sobre mis rodillas sin dejar de comerse mi boca. ¿Sería el vino?. Me soltó para desabrocharse el top del<b> bikini </font></b>morado y sus tetas invadieron mi espacio, chocando brutalmente contra mi piel joven y excitada. Volvió a levantarse. Tiró de ambos lazos a la vez y la poca tela que le quedaba cayó por si sola. Estaba desnuda, completamente desnuda para mi...

Rodrigo entró en ese momento. No le ví. Le oí. Me cagué de miedo... Tenían una norma, dijo. O los dos o ninguno. O follaban los dos o no follaba ninguno...

Quizás fué el vino. Quizás la excesiva calentura de la juventud. Quizás por que ya por aquel entonces ya aspiraba a ser un adicto al sexo. No sé. ¿Qué importa?. Empezó ella calentándome, desnudándome, comiéndome y continuó él sobándola, lamiéndola, ocupando su boca con la polla bien tiesa y gorda. Ella se refrotaba y rebrincaba con ambos, jadeando y gimiendo como una loba,comiendose mi rabo y el de su esposo seguidamente, introduciéndoselo en su vagina y cabalgando loca con la boca llena de carne caliente y dura.
Y cabalgándome, a hurtadillas sobre mi, dándome la espalda, Rodrigo empezó a lamerla, el cuello, el pecho, el ombligo. Al llegar a su clítoris mi polla se salió. El la cogió, la lamió y la introdujo de nuevo en la ardiente caverna de su esposa. Yo flipé en colores...

Dos años después me despedí de la ferretería. No faltaron en ese tiempo, sábados en la caseta del jardín. Me los follé a los dos. Me follaron ambos. Nos comimos entre excitación y juegos. A Olga le encantaba mirarnos, masturbarse mientras su marido me penetraba a cuatro patas. Y se masturbaba tambien mientras le follaba la boca yo a él. Y gritaba como una loca cuando ambas pollas la penetraban a la vez, una por la vagina, otra por el culo...

Lo recuerdo ahora, en el paso del tiempo, casi con ternura. No volvimos a vernos mas que en alguna ocasión pero de lejos. Saludos cordiales y poco mas. Me fuí tras conocer a una chica que... bueno... eso ya es otra historia.


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