Envuélveme en tu marea azul; plena de espuma con su sabor; deja que sienta esa resaca sutil permanece rozando mi cuerpo... que mis arenas te han de sentir.
Regálame la caricia candente, fogosa en su gentil recorrido; aquella que no cesa en su hurgar penetra mi tesoro reservado... colócalo en el fondo del mar.
Aprisióname entre tus piernas, causa mi ahogo de placer con tu locura ardiente y tenaz; lame mis erectas cumbres... con tu carnosa cálida y audaz.
¡Ámame en tus aguas celosas! Corramos los velos de la lujuria; compliquemos la eterna trama lluvia de estrellas cae sin pausa... saciando el gemido de quien te ama.