TREINTA Y CUATRO PUÑALADAS
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Posted:Oct 6, 2011 2:50 pm
Last Updated:Oct 8, 2011 7:33 am
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Cada día venía con un tío diferente.
¿Cada día?
Bueno, cada día no, pero dos o tres veces a la semana sí.
¿La conocía?
Según me contaron, hacía bastante que vivía en esta casa. La verdad que enseguida me fijé en ella, tan elegante, tan discreta. Podía observarla cuando se paraba a abrir el buzón del correo. Es que queda justo enfrente de mi puerta. Supongo que sería directora de algo, iba muy bien vestida al trabajo, trajes de chaqueta, casi siempre oscuros, tacones. Debía tener bastante dinero, porque usaba perfumes caros, eso sí lo distingo. Cuando entraba al cuartito a pagarme el alquiler, dejaba un aroma que duraba horas. En ocasiones también lo notaba en el portal. Es que yo tuve siempre mucho olfato ¿sabe?
Bueno, volvamos a lo de sus amantes.
Sí, tenía bastantes. Perdí la cuenta de todos los que vi pasar por aquí en estos dos años. Pero últimamente se repetían unos cuantos. Uno era alto, delgado, fibroso. Con barba y pelo blancos y nunca me saludaba. Tenía cara de pocos amigos, la verdad que parecía algo amargado. A veces llegaba despeinado y con ojos de loco. Era un hombre muy atractivo pero daba un poquito de miedo. Otro era un poco bajo, muy simpático, por lo menos la hacía reír. Los oía cuando bajaban juntos por la escalera, porque ella nunca usaba el ascensor, decía que no valía la pena ya que vivía en la segunda planta. Este tenía los ojos azules y muy poco pelo. Parecía un director también, como ella, pero iba en moto ya que llevaba muchas veces un casco en la mano. Últimamente la visitaba también uno más mayor, totalmente calvo, muy elegante y formal. Ese venía por muy poco rato, lo más habitual era que la pasara a buscar y se iban juntos, ella lo llamaba “cielo” y cosas así, él tenía pinta de ser bastante vicioso. No sé decirle por qué, ya le dije, tengo olfato, quizás por cómo la miraba cuando ella bajaba. Sí, ya sé que es difícil ver una mirada desde aquí, pero qué quiere que le diga, yo veo todo, lo que quiero y lo que no quiero. También tuvo una breve relación con un chaval joven, él tenía pinta triste, como de querer y no poder. Siempre subía corriendo las escaleras y a veces se iban juntos, muy agarraditos, muy callados y muy serios los dos. Era una relación un poco fúnebre, qué quiere que le diga.
Últimamente ella parecía preocupada. Seguía siendo muy educada, y me decía, “Ay, Juani, siempre tengo que ensuciarle el portal” porque muchas veces coincidía que salía cuando yo estaba fregando. No paraba de hablar por el móvil. Tenía no sé qué problema con el “elenco”, eso lo oí con claridad. “No logro mantener completo al elenco”. Eso dijo, lo oí muy claro. No tengo idea de qué quiso decir. También oí algo así como que “cuando no se me enfada uno se me enfada el otro”, es que además de olfato tengo un oído muy fino, pero claro, pasaba como una exhalación y sólo me quedaba con un pedacito de frase. Pensé que algo le fallaba con los amantes. El del casco hace mucho que no viene, y el chaval joven fue visto y no visto. Los otros dos eran los más habituales y los más constantes. ¡Ah! y otro, también bastante joven, la verdad, alto, moreno, con barba, pero a ese lo vi una sola vez, hará dos semanas.
¿Ayer? Ayer no oí nada raro, tampoco la vi llegar ni vi entrar a nadie a su casa. No puedo creer que la hayan matado, y encima con tanto ensañamiento. Treinta y cuatro puñaladas. Increíble.
Sí, está difícil, mucho sospechoso, yo a veces pensaba que le podía pasar algo, con tanto trasiego de tíos para arriba y para abajo, pero me decía “Juani, ves mucho la tele”, y ¡mire por dónde!
Sí, los más sospechosos parecen los habituales, especialmente el de ojos raros, pero qué quiere que le diga, a mí, el jovencito triste me da mala espina, mire que ya le dije que tengo mucho olfato…
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UN DÍA, EN UN PARQUE..... (homenaje a Marguerite Durás)
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Posted:Sep 19, 2011 2:16 pm
Last Updated:Oct 5, 2011 3:34 pm
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Valentina se encontraba dividida entre los dos. Ellos le solían preguntar: “¿de quién eres tú? ¿eres de papá o eres de mamá?” Su padre lo preguntaba más veces y siempre con un puntito de ansiedad en la voz. “De papá”, respondía Valentina y su padre miraba a su madre con sonrisa victoriosa, “de papá, ¿escuchaste Rosi?, la nena es de su papá…”.
Valentina siempre imaginó a su padre deseando que ella no creciera, que no se hiciese mujer, que siempre fuera su hijita adorada… Pero ocurrió lo que tenía que ocurrir, un buen día, eligió a su mamá. En esa peculiar guerra que mantenían sus progenitores, ser de mamá quería decir, odiar a papá, despreciar a papá, no sólo a papá, sino a toda su familia, todo lo malo que podía tener Valentina venía de allí. Ser de mamá, entonces, quería decir de toda la familia de su mamá, de su abuela, de sus tías… hasta de sus amigas de la infancia….
Valentina siempre hablaba del amor que sentía por su madre, pero también del odio, el terrible odio que se iba apoderando de ella a medida que se hacía mayor.
Así llegó a los quince años. Precisamente a los quince años y medio. El cuerpo delgado, no muy alta, los pechos escasos, aun de niña… Pero en su cara ya se vislumbraba el placer a pesar de que no conocía el placer. Esa cara la marcaba y hasta su madre lo notaba. Se convirtió en la cancerbera de la niña, de su virtud, de esa niña un día se iría, lograría liberarse.
No era posible controlar todo el tiempo de Valentina. Sus tardes en el parque. Ese señor mayor que se le acerca, que se dirige lentamente hacia ella, que le ofrece un cigarrillo, sonriente mientras su mano tiembla. Ella le sonríe y dice que no con la cabeza. No le hace un gesto de asco, de rechazo, le sonríe y no le dice nada. Lo sigue al apartamento en el sur de la ciudad.
Ella no le pide que abra las persianas ni que encienda la luz. No tiene miedo ni repugnancia, sin duda se trata ya del deseo.
Él no dice ni hace nada y Valentina sabe que es ella la que debe tomar la iniciativa, ella es la que sabe. Le pide que la ame, que no se corte, que lo haga como hace con otras. Él se le acerca y le arranca el vestido, la braguita blanca y la lleva desnuda hasta la cama. Se tumba a su lado y no se atreve, sólo la roza con sus manos y ella, sin mirarlo, lo toca a su vez. Su piel, su sexo… El lo hace por fin. El dolor se va transportando hasta el goce, sumergido en la sangre, convulso en el abrazo…
Valentina piensa triunfante que su madre se moriría si se enterara y se pregunta cómo es que tuvo el valor de ir al encuentro de lo prohibido.
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LADY IN RED
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Posted:Sep 13, 2011 3:25 pm
Last Updated:Sep 20, 2011 6:19 pm
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No sabía cómo había empezado esa locura. Valentina había terminado, por fin, la relación con Antonio y ¡se sentía tan sola! Una amiga la alentó a entrar en ese chat. ¿Y cómo me llamo? Lily, le sugirió, por la Marlen. Le gustó, pero no por la Marlen, sino por la insegura Lily de Esplendor en la Hierba con la que siempre se había identificado.
Y así fue matando las horas, y lograba no pensar en nada, incluso se divertía, especialmente cuando lo descubrió a él, su querido Juan.
Juan era el "rey" de ese chat. Tan misterioso, tan seductor. A Valentina le encantaba el juego que se traía, cada día con un nick diferente, siempre ocurrente, planteando alguna historia, representando un personaje a la perfección, hasta que le daba una pista para que Valentina lo pillara… ¡Qué humor inteligente el suyo!
Por fin un día a las dos de la mañana...
nos tendremos que conocer alguna vez,
¿cuándo?, ¿hoy?,
pues sí, hoy mismo,
si es hoy, me tendrás que venir a buscar a la puerta de casa,
bueno, allí estaré,
¿en media hora?,
sí, en media hora....
Así fue de fácil, en media hora Juan estaba al pie de la casa de Valentina, en su coche destartalado, con su mirada penetrante, con sus gestos de caballero antiguo.
Valentina lo vio por la ventana y bajó con el corazón en la boca o en el estómago, en cualquier lado menos en su sitio.
Se subió a su coche y se fueron, según recuerda, al Parque del Oeste.
No te imaginaba así, le dijo, tan guapa, y la miró entornando los ojos.
En ese instante Valentina vio que estaba perdida, una más atrapada en su tela de araña...
En el Parque del Oeste las putas travestidas o travestidos putas armaban escándalo, era verano, no podían dejar de mirarse en silencio con una respiración contenida que hablaba del deseo.
Entonces Juan le preguntó, ¿sabes que hoy se ve claramente Marte desde la Tierra?
¿sí?,
¿lo quieres ver?,
bueno,
vale, vamos.
Y así se fueron al monte, a lo más oscuro, para ver las estrellas.
Se bajaron al llegar, ¿cuál es Marte?
ni puta idea, le dijo, mientras la cogía entre sus brazos y le comía la boca con esa desesperación tan suya que le duele recordar.
Desde ese día Juan se cambió el nick, ahora era ZonaOscura y Valentina estaba orgullosa porque lo sentía un homenaje. Cada día era espectadora de sus nuevas conquistas. Joder, qué tenía que todas estaban desesperadamente dependientes de él, de que les hiciera caso, mendigando un poco de su atención. Valentina se enfadaba, no me verás más,
pero Lily,
si tú eres mi "amiga especial",
Cuántas amigas especiales habría...
Lo invitó a cenar, no pensaba que aceptaría, cuando dijo que sí, Valentina soñó, voló…, no podía creerlo...,
ponte un vestido rojo,
lo que quieras amor,
sólo un vestido rojo,
Y salió corriendo, a por el vestido rojo, mantel, jarras para el agua.... yo qué sé....
A ratos le asaltaba una duda, ¿vendrá o no? no la tenía todas consigo, algo tan maravilloso no podría suceder, seguro que no...
A las 21 y 30 en punto tocaba la puerta, le abrió con su vestido rojo de tirantes, seguía ese verano tórrido....
puso la mesa,
tienes candelabros, ¿velas?,
sí, en ese armario,
me gustan así, blancas,
Y encendió tres velas en medio de la mesa.
Valentina sirvió la comida y puso un disco de María Bethânia
Oh Meu amor ten un jeito manso que é só seu (tiene un estilo "manso" que es sólo suyo)
y me deja loca
cuando me besa la boca
mi piel queda toda (fica toda "arrepiada") caray cómo traducir ésto?
y me besa con calma y hasta mi alma se siente besada......
Oh mi amor....
Y mientras sonaba esa música, Valentina iba traduciéndole la letra y comiendo con las manos un muslo de pollo... Empezó a notar el erotismo de la situación, y se imaginaba a sí misma con la mirada encendida, los labios brillantes de la grasa del pollo, mordiendo la carne... mientras le iba diciendo lo que decía la canción:
....yo soy su chica, vió, él es mi chico (sua menina ele é o meu rapaz)....
disfruta de mi cuerpo como si mi cuerpo fuera su casa..... (fosse a sua casa).
El la miraba con sus ojos de alucinado,
cómo eres...
por qué eres así,
cómo es que eres así....
Juan no comió casi nada, quiso bailar, quiso poseerla al instante, siempre con ese aire desolado, de niño abandonado, insaciable, eternamente insatisfecho.
Volvió al día siguiente, y eso fue demasiado para él, no logró que volviera nunca más a su casa.....
Le mandó una canción de regalo: Lady in Red....
Ya no volvió a hablar con Juan, pero luego aparecieron Txabi, Fran, Joaquín, Pablo y un largo etcétera… que Valentina no recordaba bien (cómo se llamaba el asturiano?). No podía parar, aunque quizás ya no quería parar…. para no asomarse al vacío, para no quedarse cara a cara con el espanto.
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LAS VACAS
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Posted:Sep 2, 2011 5:08 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:11 pm
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Dio tiempo para todo. Para sentir la sal en la piel y el fuego del sol por todo el cuerpo; para oir el ruido de la grava pisada por las botas y el de los bastones golpeando la piedra; para volver a cenar en la Coupoule y visitar la isla de Sant Louis; para hacer picnic con Notre Dame al fondo; para bañarme desnuda en aguas cristalinas en un mar turquesa; para el amor y los besos; para los masajes y las miradas y las risas; para subir al puerto viejo y recordar a los cinco mil que huyeron por allí a Francia cuando la guerra civil; para las terrazas y las tertulias con amigos; para las piscinas ahora ya sin cloro; para ir para arriba y para abajo por los aeropuertos comprando cositas en las tiendas que tanto me gustan, oh la la, los macarrons!; para visitar un palacio y leer dos libros; para ir a sitios con nombres mágicos como Abizanda y Añisclo; para los reencuentros y las nostalgias; para recordar viejas películas y disfrutar de riquísimos vinos; para pasar calor y pelarme de frío; para usar paraguas e igual empaparme y caerme encima una tormenta que gracias a los relámpagos me permitió encontrar el camino de vuelta; para disfrutar de mil puestas de sol, cada una en su estilo; para tomar champán en el Mandarín Oriental; para volver a disfrutar del bateau mouche; para comprar el pescado que llevan los barcos cuando vuelven a puerto; para traerme toneladas de riquísimos tomates, de los de antes, cuando sabían; para bañarme en las salinas y dejar secar la piel al sol y ver como iba quedando cada vez más blanca y suave... Y ahora estoy por aquí, otra vez, en el mismo sitio, pero no la misma...
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COACHING
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Posted:Jul 25, 2011 3:34 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:12 pm
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Me duelen los riñones. Debe ser esta estúpida silla diseño Bauhaus que me han colocado aquí. Hoy estuve todo el día sentada en ella, con el ordenador delante. No hay relación entre el tiempo que empleo y lo que logro hacer. Siempre se dice que los españoles tenemos baja productividad, y yo debo estar en el último percentil. Es que no se puede trabajar como yo lo hago, interrumpiéndome a cada rato para ver si está Ignacio en el Messenger, abriendo mi blog de cuentos a ver si me leyó alguien más o me han puesto algún comentario, ahora encima con el facebook llamándome la atención constantemente,en el correo. Maldito el día que se me ocurrió comenzar ese dichoso blog y hacerme un perfil. Contraté un coach para gestionar mejor el tiempo. Proponía: productividad sin stress. Justo lo que yo necesito, pensé. Lo primero que me dijo es que el tiempo no se puede gestionar, que el tiempo es una circunstancia, no es un recurso, es algo que te viene dado. Que es un tema de prioridades, y ahí me preguntó ¿qué prioridades tienes tú? ¿puedes definirlas?. Y claro, me dio vergüenza contarle lo del Messenger, blog y facebook. Debo ser la única persona en el mundo que le paga a alguien para que la ayude y que le escamotea información. ¿Cómo me va a poder ayudar así? A pesar de todo me dijo algunas cosas muy interesantes. Como que la máxima productividad se produce en la zona de “flowing”, que la mente es como el agua, que reacciona en la medida justa, que hay que vaciar la mente. ¡Que hay que incorporar las interrupciones como un aspecto normal del trabajo! Me imagino que se refería a que te llame un cliente, o que te coloquen una reunión. Me reía internamente sobre mis verdaderas interrupciones. Aunque también sospeché que lo que me pasa a mi debe ser más frecuente de lo que yo me imagino. La cuestión es que finalmente me quedé con un Excel que tengo que rellenar con todas las tareas que debo hacer. Todas, las profesionales y las personales, y para cada una decidir su nivel de urgencia y si requiere acciones inmediatas o no. Según lo que requiera cada una hay que actuar, archivar, incubar, aplazar, delegar….. y no sé cuántas cosas más. Ahora estoy con el Excel en blanco delante de mí, pensando si pongo como tarea “ver mi blog” o si es una chorrada, mientras me duelen los riñones y reparo en que no me explicó cómo se logra vaciar la mente.
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LAS COSAS RARAS DE MI BARRIO
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Posted:Jul 21, 2011 2:34 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:12 pm
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Durante mi infancia y quizás en mi adolescencia temprana, en mi barrio pasaban cosas raras. Yo formaba parte de una pandilla, con más chicos que chicas, y solíamos reunirnos por la tarde casi noche, en verano. Nos contábamos historias y chismorreos de nuestro alrededor y, lo sorprendente era que los detalles más escabrosos venían de ellos. Resultaba que algún que otro venerable abuelo, con mujer, hijos y nietos (algunos, incluso, amigos nuestros), les metía mano con cualquier excusa, si resultaba que por azar se encontraban a solas en la casa. En muchas ocasiones, incluso, los chicos nos contaban que dichos abuelos inventaban lo que fuera para provocar la situación: pedir un favor, prometerles un regalo, y ellos, que eran maestros en el arte del regate y el salir corriendo, resultaban indemnes la mayoría de las veces, aunque en algunas ocasiones se llevaban algún manoseo. No habían sido así siempre, los abuelos, se habían transformado en “bujarrones” en la vejez. Era una transformación sorprendente pero que comprendíamos, por no sé qué extraña razón.
También nos contaban que en los baños de la estación de tren, en los de hombres, tenían lugar encuentros, que ellos espiaban y de los que daban fe los numerosos condones que por la zona había, y con los que jugaban tirándolos por los aires, pinchados en un palo.
Otro tema recurrente era acusarse unos a otros de tener relaciones con los maricones confesos de la zona, señores mayores, de posibles, para sacar algún dinero que les permitiera comprar tabaco, tomarse una copa, invitar a una chica… El que se veía muy “dechavado”, decía que sólo había “tocamientos”, nada de penetración, y hablaba con desprecio y burla del tío en cuestión, ridiculizado hasta el infinito.
Era un mundo perverso, pero que me parecía normal, aunque sabía que no debía contárselo a mi madre que nos miraba charlar desde la ventana y nos ofrecía limonada, sonriente, contenta de que, por fin, estuviéramos así, tan tranquilos, tan mayores, de tertulia en las calurosas tardes noches de los interminables veranos.
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BUSQUEDA DE U.
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Posted:Jul 12, 2011 3:18 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:13 pm
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Fue hace unos años, dos quizás. Todos los jueves nos juntábamos un grupo para leer textos de filosofía y reflexionar sobre ellos. Me acuerdo que andábamos por la ética kantiana. Jorge moderaba el seminario y todas estábamos enamoradas de él. No se le podía negar generosidad, daba a cada una lo suyo en el momento preciso. Quizás a mi me supo a poco o quizás me hice ilusiones, la cuestión es que cuando, bailando en el Oba Oba, me dijo que ya me podía ir olvidando de tener algo más con él, el mundo se me vino abajo. Cada jueves, después de la clase, nos íbamos por ahí bebiendo y bailando, hasta las tantas la mayoría de los días. Oba Oba era uno de los lugares favoritos en los que empezábamos el periplo nocturno. Sé que esa noche había bebido demasiado. Me has roto el corazón, le dije y salí a bailar como una loca, al centro de la pista. Un tío me miraba fijamente, le sonreí y me sonrió, haciéndome un gesto de que me acercara. Yo bailaba insinuante y le decía que no, que sí, qué se yo. Finalmente llegué hasta él y me dijo que nos fuéramos. Accedí. Cogí mis cosas y fui detrás de él, Jorge detrás de mío. ¿Qué haces? Me voy con él. Estás loca, no lo conoces de nada, te puede pegar… Agur, le dije y me largué, sin más, tenía que desaparecer, no seguir viendo cómo se estaba dedicando a la puta de María, no podía soportarlo. Con la respiración entrecortada me fui, el chico me esperaba en la acera, siempre con su sonrisa, no recuerdo su nombre, ni siquiera su aspecto. Creo que era de Brasil, en cualquier caso no hablaba un buen castellano. Me llevó hasta un edificio bastante cercano, lindaba con la plaza mayor, no sé más. Me desperté de repente, todavía de noche, hacía mucho calor, estaba en una habitación destartalada, sola, sobre un colchón sin sábana, todo iluminado por la luna enorme que se veía sobre los tejados del Madrid antiguo a través de una gran ventana completamente abierta. Yo estaba desnuda y mareada todavía, pero pude torpemente encontrar mi ropa y salir de allí. Cogí un taxi y ya en casa me zambullí en mi cama. Al día siguiente la historia era todavía más confusa. ¿Había pasado? Recordaba un pelo muy negro, una sonrisa muy blanca, unos ojos brillantes y una calidez y suavidad reconfortantes. Volví a mi rutina. A la semana siguiente un sobre apareció en mi buzón, dentro, la foto de mi culo, con una nota que decía: “colecciono culos, el tuyo, de los más bonitos” U.
¿U? Sería italiano, Ugo? Nunca más supe de él, por eso pongo la foto en todas las páginas que puedo de Internet, a ver si lo encuentro, si da señales de vida. No me dejes así, U, quiero saber de ti, con quién estuve esa noche, quién hizo la foto, quiero saber si esa noche follamos o no, qué te dije, cómo sabías mi dirección, dónde vives, U, eso no se hace, dejarme así, toda la vida con el misterio, con las cábalas y las deducciones. Recorrí las calles cercanas a la Plaza Mayor no me acuerdo cuál era, imposible, volví al Oba Oba, tampoco, te ha tragado la tierra, a ver si por lo menos me ves por aquí, me reconoces, mejor dicho, reconoces tu obra, y me dices algo… no pierdo las esperanzas…
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EL SECUESTRADO
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Posted:Jun 27, 2011 2:45 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:14 pm
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Secuestrado por su trabajo. Eso me dijo. Que en realidad no sabe cómo pasó, que él no lo había planeado, simplemente ocurrió. No sé si creerle. Ya es el segundo que, en poco tiempo, me dice lo mismo. ¿Será una coartada? Antes me creía todo lo que me decían. Nunca me había sentido engañada, aunque quizás no me enteré. Pero no se me ocurría pensar que podía ser una mentira. Y eso que yo sí que engañaba. Bueno, tampoco eso. Simplemente no lo contaba, pero nunca dije una mentira, era solo una omisión en el relato. Es que se me nota en seguida, cuando pretendo mentir. Así que, lo mejor para no ser descubierta, siempre fue no mentir. Pero llevo la infidelidad en los genes. Mi padre era tremendo, según me contaron. Y yo soy calcadita a él. Bueno, también tuve épocas de fidelidad. Por ejemplo, con el calor pegajoso de estos días, es que no apetece. Si me meto en una habitación con aire acondicionado, empiezo a estornudar y mi nariz parece un grifo. Si es un ventilador de techo, el efecto es aun más patético. Por eso recuerdo veranos muy fieles y modosos y monógamos. Que de todo ha habido. La cuestión es que cuando me dijo que tiene un trabajo muy absorbente y que no puede desconectar en ningún momento, pensé, otro secuestrado. Y ahora que me acuerdo, no van dos, tres los que me han dicho lo mismo en el último mes. Uno de ellos incluso me dijo que por eso iba a los sitios de intercambio de parejas, porque era el único lugar en el que podía realmente desconectar. Ya no saben qué inventar. Para rematarla, me dijo que se había dejado el móvil todo el puente y que por eso no me había contestado a mis mensajes. Como si yo no supiera que los secuestrados estos no se separan ni un minuto de su móvil. Se morirían, se quedarían huérfanos, el vacío en sus vidas se les haría insoportable. ¿Qué para qué mando mensajes? Es verdad, no sé para qué, si, la verdad, me da casi lo mismo. El calor, que me tiene descolocada...
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FELINA
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Posted:Jun 8, 2011 3:36 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:15 pm
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Hoy me siento felina, depredadora,
Camino con largas zancadas,
Golpean mis talones la tierra contundente,
Siento la cadencia de mis caderas y
Mis brazos que acompañan con movimientos acompasados,
Siento la sangre y los fluidos de mi cuerpo, y mi respiración,
Siento la vida,
Y tengo que buscarme algo que llevarme a la boca,
Voy a repasar mis cebos,
Las palabras que hilvano,
La telaraña de los tatuajes,
La carita de no romper ni un plato,
Últimamente va muy bien la caza,
A veces me los como de un bocado,
Así fue con el macarrilla de hace dos semanas,
Pero al empollón me lo voy a saborear lentamente,
Los higadillos, la lengua, los labios carnosos,
Ese es el plan, pero luego no me puedo reprimir, y pasa lo que pasa.
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EL SEXO ES UNA COSA MENTAL
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Posted:Jun 3, 2011 2:00 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:16 pm
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A Pablo no lo había conocido exactamente en internet, pero sí a través de internet. Fue a una kdda a la que la había invitado una amiga común. Ese día no se hicieron caso, quizás ni siquiera intercambiaron palabra.
No estaba mal, moreno, delgado, ojos color miel.... pero Valentina tenía todavía en la cabeza una última relación, que, ¡cuando no!, la tenía en un sin vivir constante.
Se vieron varias veces en distintas situaciones y siempre en un mismo plan frío y distante. En una ocasión, cuando su amiga celebró su cumpleaños en un restaurante, él llegó tarde después de jugar al Paddle... Se acercó a Valentina, ¿cómo estás?,
bien, ¿y tú?,
bien, no me dio a tiempo a ducharme, estoy hecho un cerdo, perdona,
no te preocupes, no se nota nada....
Y aquí tuvo que decir que en esa distancia corta, en esa situación... no le fue tan indiferente... Al verlo así, sudado, con un chándal que le marcaba la musculatura, sintió toda su virilidad y se le disparó la imaginación. Pero a él no parecía que le hubiera pasado lo mismo con Valentina.
Finalmente, Ale (la amiga), la invitó a una fiesta de disfraces que organizaba en su casa para celebrar Halloween. Valentina nunca se había disfrazado en la edad adulta, y no le hacían gracia esas fiestas, pero inexplicablemente decidió disfrazarse e ir. Pero, ¿qué disfraz? Se decidió por ser una diablesa (era fácil y además le parecía algo muy sexy).
En un día frío y gris, que recuerda como viernes, fué a una tienda cerca de su casa, barullo creía que se llamaba. La cola que había en el barullo era de una manzana de larga. Caray con el Halloween, sí que estaba pegando fuerte. Cuando por fin pudo entrar en la tienda, por allí había pasado la marabunta, ni cuernos, ni rabo, ni nada de nada. Unos pocos tristes gorros de bruja que le quedaban espantosos y una peluca de Cruella Deville, mitad del pelo blanco y mitad negro. No se lo pensó dos veces y se la compró, también un collar largo de perlas y unos guantes negros de raso por encima del codo.
Ya en su casa se puso un vestido negro de tirantes ajustado, medias de malla, tacones, y se pintó los labios de morado.
Y así se fue, de esa guisa. La fiesta era un timo, casi nadie disfrazado, la dueña de casa de brujita simpática y un triste drácula que se ponía y quitaba el colmillo. Es que Valentina se tomaba muy en serio las instrucciones y si había que ir disfrazada, ¡se iba disfrazada!
Apechugó con la vergüenza y se quedó muy digna de Cruella, poniendo gestos de mala malísima cada vez que le sacaban una foto.
De repente lo vio, mirándola con cara burlona desde lejos. Sí, era Pablo, sin disfraz, claro. Se acercó a saludarla.... y mientras hablaban y bailaban, Valentina veía en sus ojitos color miel, un brillo que demostraba que ya se le estaba ocurriendo esa misma idea que se le había pasado a ella por la cabeza con los sudores y el paddle. ¿Sería fetichista?
Lo cierto es que ya no se le despegó en toda la noche y, por supuesto, cuando Valentina se despidió, le dijo que la acompañaba.
Una vez en su portal, preguntó, ¿me invitas a tomar algo en tu casa?,
claro, sube, no sé si tendré algo para ofrecerte,.
seguro que sí...
Subieron, charlaron, se besaron, se acariciaron,
¿cómo no te había visto así antes?,
ya ves, la magia del disfraz...
Le fue sacando la peluca, el collar, el vestido, pero no las medias de malla ni los tacones. Como había supuesto era un fetichista,
vamos a mi habitación, aquí hace frío,
me muero por estar en tu cama...
Entraron al dormitorio, la echó en la cama y le rompió las medias. Era un artista, recuerda Valentina, lograba que quedaran rotas en el lugar preciso. La folló así, medio desnuda, con los tacones y los labios morados…
Claro, pensaba Valentina, es que el sexo es una cosa mental. Pero, caray, cuando ya iba por la docena y media de pantys de malla rotas, cuando ya se le agotaron los disfraces posibles, cuando se hartó de sacar tiempo entre reunión y reunión para comprar lencería a su gusto, cuando dejó de ser divertido y comenzó a ser un trabajo, Valentina mandó a la mierda a Pablo, a su rollo mental, a sus fetiches…. añorando a aquél (¿cómo se llamaba?) que insistía en hacer sexo tántrico y en masajearle los pies antes… para que se relajara… uffff.
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ME GUSTA....
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Posted:May 27, 2011 3:32 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:17 pm
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…tu sonrisa luminosa por las mañanas
…oírte trastear en la cocina mientras hago un poco más de pereza en la cama
…cómo me coges de la mano con las tuyas, grandes y ásperas, para llevarme ágil entre la multitud
…seguir tus zancadas, protegida por tu ancha espalda
…tu atento silencio cuando te cuento lo que me pasa
…tu forma de mirarme, como si me descubrieras cada día
…tu mirada cómplice, cuando nos rodea la gente
…tu forma de compartir, pausadamente, los libros que más te gustan
…cómo los buscas en la estantería, para mi
…que me esperes, con la comida en la mesa, cuando llego tarde del trabajo
…que no me preguntes más allá de lo que quiera contar
…cómo me tomas, suavemente, como si cada vez fuera la última
…que no me hagas mucho caso cuando me pongo hipocondríaca
…que no te enganches a mis neuras
…que me conozcas más que yo a mi misma
…que me aceptes como soy
…que sepas compartir un dolor, una alegría, y también el aburrimiento
…que sepas encajar mis ironías
…que no me tomes en cuenta cuando me pongo borde
…que no entres al trapo
…tu tranquilidad de saber que siendo así, siempre ganas
…tu seguridad
…tu falta de certezas
…tu no necesidad de indicar caminos y adoctrinar
Otro día contaré lo que no me gusta, pero hoy, hoy, eres perfecto, te amo. V.
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LA MIRADA
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Posted:May 9, 2011 3:10 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 4:18 pm
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Cuando me miras,
no puedo con la ternura que me invade,
sólo porque me miras.
Pero luego tus palabras, no tienen nada que ver con esa mirada.
¿Será que no puedes poner en palabras lo que sientes?
¿Será que no sientes nada de lo que yo me imagino?
Tengo que echar el cerrojo,
y huir de ese poder, que quizás no sabes que tienes.
Mira que hacerme estos montajes,
a esta altura de la película.
No tienes arreglo Valentina,
pobre Valentina...
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ASERRIN, ASERRÁN...
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Posted:May 4, 2011 3:29 pm
Last Updated:May 15, 2011 3:46 pm
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Aserrín, Aserrán.. .los maderos de San Juan… Se oían las voces de los niños cantando. A la vuelta de la manzana había un colegio y el bullicio de los recreos llegaba hasta las casas de la calle, especialmente las que se prolongaban hasta el corazón de la manzana. Era uno de esos colegios en el que los niños faltaban poco, ya que era la única forma de comer caliente cada día.
Piden pan… no le dan…
¿Por qué las voces de los niños cantando todos juntos, con ese soniquete, suena siempre de modo tan siniestro?
La angustia me mordisqueaba el estómago. Había encontrado una rata en mi jardín. Mal presagio.
El viento, al que curiosamente llamaban “el Serenador”, soplaba y levantaba las hojas secas y el polvo, en fríos remolinos.
Había estado escuchando las noticias. En el centro de la ciudad había revueltas, decían, la gente se estaba cansando de pasar hambre. La policía había cargado y quizás había algún muerto. En otro sitio, lejos, habían matado a un tirano. Ahorcado. Parece que había sido terrible el crujido de sus vértebras. Cuántos cuellos machacados, cuántas carnes desgarradas, cuánto dolor y desolación acumulado sobre nuestras espaldas. Lo mataron porque se equivocó, fue díscolo y eligió mal a sus amigos. Solo por eso a pesar de que a él mismo no le tembló la voz o la mano o lo que sea cuando decidió sobre la suerte de tantos. ¡Qué poder el de los que deciden quién vive y quién muere!
Lo ahorcaron sin más ¿acaso somos mejores ahora? Tuve que apagar la televisión, horrorizada. Salí al jardín para tranquilizarme con mis plantas, con mis árboles, pero encontré a esa rata y a las voces que no paraban y no paraban: Piden queso y le dan un hueso… y le cortan el pescuezo!.
¿Quién diablos habrá inventado esa maldita canción?
(Lo escribí cuando mataron a Sadam Huseim y ahora me vuelve a la cabeza)
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